El test de intolerancia a los alimentos, ha sido diseñado para identificar los alimentos que aumentan la producción de anticuerpos IgG. Las inmunoglobulinas G, (IgG) se encuentran en la sangre y son los marcadores bioquímicos de elección para determinar la intolerancia alimentaria.
Una vez identificados, esos alimentos pueden ser eliminados de la dieta del paciente.
En personas obesas que no responden a los tratamientos habituales de adelgazamiento, se han experimentado perdidas de peso al eliminar de la dieta los alimentos frente a los cuales se presentaba una sensibilidad o intolerancia alta. Su explicación está científicamente probada. Cuando se forman Inmunocomplejos Ag-Ac, estos aumentan la presión oncótica del plasma y se retiene agua para equilibrarla. Este proceso de retención hídrica es la que provoca el aumento de peso. Por este motivo se recomienda incluir esta prueba en las exploraciones clínicas habituales, previas a la instauración de una dieta dirigida a tratar la obesidad. Al suprimir el alimento -el antígeno- dejan de formarse los inmuncomplejos, se deja de retener agua y se pierde peso de forma espectacular.
Las condiciones clínicas que se han podido relacionar con intolerancia alimentaría y que, tras suprimir el alimento o alimentos, en más de dos tercios de los casos, se han producido mejorías evidentes, son las siguientes, con datos entresacados de diversas publicaciones: